Es bella, al modo que también lo son las estatuas de las diosas griegas, no «guapa» a la manera moderna. De rasgos grandes, el cabello partido por una raya en medio, comunica una sensación de severa virtud, casi como si representara una institutriz. No recuerda en absoluto a la gozadora voluptuosa de las leyendas. Pero nos dicen que ésa es la cabeza de María
Magdalena.
Habitualmente expuesto en la basílica con toda su gloria macabra, ahora el cráneo está decentemente recubierto por una máscara de oro y lo pasean ante los habitantes de Saint-Maximin-en-Provence. Esta procesión anual se celebra el primer domingo después del día de Santa
Magdalena, el 22 de julio. En 1995, que fue el año de nuestra visita, cayó en 23 de julio, bajo un sol abrasador y espléndido.
Casi a las cuatro de la tarde, a la conclusión de las largas sobremesas francesas, sacaron la reliquia a la calle, en andas de estabilidad más que dudosa. Cientos de personas asistieron a la procesión, tal vez porque estaban allí,...
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