REY DE LUZ
En el siglo XVII, unos misioneros jesuitas que regresaban de la parte meridional de las cuencas del Éufrates y del Tigris, en lo que hoy es Iraq, dijeron haber conocido un pueblo al que llamaron de «los cristianos de san Juan». Aunque vivían en el mundo musulmán y completamente rodeados de mahometanos, seguían fieles a una forma de cristianismo en la que tenía preeminencia Juan el Bautista. Sus ritos religiosos se centraban en un bautismo que no era una ceremonia de una vez por todas, de iniciación e ingreso de un nuevo fiel en la congregación, sino que figuraba de modo destacado en todos sus sacramentos y rituales.1
Desde aquellos primeros contactos, sin embargo, se ha evidenciado que el apelativo de «cristianos de san Juan» no podía ser más equívoco. Es verdad que la secta en cuestión venera a Juan el Bautista; lo inexacto es llamarlos «cristianos», como quiera que se mire. Porque para ellos, Jesús fue un falso profeta, un mentiroso que embaucó deliberadamente a su pueblo y,...
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